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Jatzkele “en honor al Shabat”

 

Caratula:

Rav Shlomo Carlebaj

IÁJAD – KULAM  KEDUSHÁ

JUNTOS – TODOS SANTIDAD

 CUENTOS

Jatzkele “en honor al Shabat”

 

Hace como doscientos años, en la aldea de Auschwintzim –el nombre polaco de la aldea Auschwitz que no podemos olvidar, y cuyo nombre entonces era ése – vivía allí el sagrado Rabino, Rabi Berish de Auschwintzim.

 

Él solía decirnos así: Cuando tenía diecisiete años, anhelaba tener un Rabi, uno que pudiese penetrar y descender a las profundidades de mi alma. Alguién que me pudiera aconsejar cómo acercarme al Kadosh Baruj Hu.

 

Estuve entonces con todos los Tzadikim, pero todavía no lograba encontrar al mío …

 

De pronto hallé al Rabino Shloimele Kashnover. Él estuvo junto al Jozé de Lublin con el Rabino Rabi Shmelke de Nicolasburg, sagrado y terrible es su nombre.

 

Él iba a llegar a la aldea de Auschwintzim para pasar allí el sagrado Shabat , y mi corazón me decía que él iba a ser mi Rabi.

 

Me hice a mí mismo una señal; en esa época todos los Judíos de Auschwintizm cuidaban el Shabat. ¿Quién no se colocaba Tefilin …? ¿Quién no iba a estudiar …?

 

Pero había un Judío, que casí no sabía nada, apenas si sabía rezar, él era un changador (en yidisch – treiguer) que cargaba cosas de un lugar a otro; y su nombre era Rev Jatzkele.

 

El domingo le pidió una mujer – digamos que su nombre era Janale -, que le lleve a su casa los diez kilogramos de papas que había comprado en el mercado, pues para ella eran muy pesados.

 

Jatzkele era un hombre fuerte, fuerte entre los fuertes.

 

En  su simpleza y con su temor de D-s, él le dijo: Dime Janale, ¿tú crees que te van a sobrar algunas papas en honor al Shabat sagrado?

 

Y Janale, quizás de verdad y quizás para tranquilizar un poco a Jatzkele le dijo: Si, por supuesto, yo tengo muchas papas para el sagrado Shabat.

 

Jatzkele tomó entonces algunas papas y alzándolas en dirección al cielo comenzó a cantar: en honor al Shabat, en honor al sagrado Shabat.

 

Así también cantaba el lunes y así también cantaba el martes. El miércoles ya no cantaba … pues evidentemente todo era en honor al sagrado Shabat.

 

Pero Guevald, el día viernes era el día de Jatzkele.

 

Su rostro brillaba de alegría, de tanta santidad que sentía en el Shabat. En el mercado se podía escuchar su voz desde el fin de la eternidad y hasta el fin de la eternidad.

 

Toda la ciudad pensaba que él era un poco tonto, un poco lento, no del todo normal. Pero yo sabía dentro de mi corazón – dijo Rabi Berish – que si había un Judío auténtico en la ciudad de Auschwintzim, ese Judío era Rev Jatzkel.

 

“Lijvod Shabat” (En honor al Shabat) – así lo llamaban bromeando. Sin embargo, yo sabía que él era una persona auténtica …

 

Y entonces me hice para mí una señal – si cuando llegue Rabi Shlomo Kashnover él saluda a Rev Jatzkel como saluda a todos los demás, entonces esa será la señal de que no es mi Rabi, pues no tiene sensibilidad y no tiene espíritu sagrado.

 

Pero si realmente es un Tzadik de verdad, cuando tome la sagrada mano de Rev Jatzkel “Lijvod Shabat” dentro de su mano y comience a hablar con él, entonces él lo va a acercar hacia sí.

 

Si él le dice a Rev Jatzkel “Jazak, Jazak Venitjazek” (Fuerza, fuerza y que seas fortalecido), entonces él es mi Rabi.

 

Obviamente, el rezo de Rabi Shlomo Kashnover llegó al corazón del cielo.

 

Después de la Tefilá, toda la sagrada congregación de Auschwintzim rodeó a Rabi Shlomo para así bendecirlo y ser a su vez bendecidos por él.

 

Sólo habían dos Judíos que todavía no le habían dicho “Shabat Shalom”: yo – que esperé a Jatzkel “Lijvod Shabat” – y Jatzkel “Lijvod Shabat” a quién todos –pobrecito- lo despreciaban … Jatzkel seguramente pensó, que quizás Rabi Shlomo ni siquiera le iba a dar la mano …

 

De pronto, el Rabi dió vuelta su rostro y nos dice: señores míos, díganme “Shabat Shalom”.

 

Yo estoy parado detrás de Jatzkel “Lijvod Shabat”, para que él sea el primero en saludar.

 

Él se acercó a Rabi Shlomo Kashnover y le dió su mano.

 

En el instante en que Rabi Shlomo Kashnover tomó la mano de Rev Jatzkel dentro de su mano, cerró sus ojos, y de pronto se veía cual si comenzaba a flotar en el cielo.

 

Él le dijo entonces: ¿Dulce Judío, cómo te llamas?

 

Él le dijo: Jatzkele.

 

¿Tienes otro nombre?

 

Y Jatzkele se sentía muy avergonzado delante del Rabi, pero entonces le dijo: sí … en broma me dicen Jatzkele “Lijvod Shabat” …

 

Él todavía sostenía la mano del Rabi, y Rabi Shlomo Kashnover sintió de pronto, que grandes lágrimas caían de sus ojos.

 

Le dijo entonces: Jatzkele, yo verdaderamente te envidio. ¡Qué nombre tan sagrado tienes! Jatzkele “Lijvod Shabat”. ¿Quién eres, Rev Jatzkele?

 

Santo Rabi, yo soy un changador, trabajo en el mercado. Jamás conocí a mi padre ni a mi madre. Crecí en la calle. Apenas si sé rezar, pues ninguna persona tenía tiempo para enseñarme … Estoy casado,  tengo esposa e hijos.

 

Rabi Shlomo Kashnover todavía sostenía su mano mientras le decía: Jatzkele “Lijvod Shabat”, solamente dime una cosa, ¿en qué piensas cuando cantas “Lijvod Shabat”?

 

Él se sentía muy avergonzado, pero como el Rabi le preguntó, así le dijo: Sagrado Rabi, cuando yo canto “Lijvod Shabat”, digo mi corazón: Soberano del mundo, yo sé que Tú creaste los cielos y la tierra. Yo sé todo desde el comienzo, Abraham nuestro patriarca, Itzjak nuestro patriarca, Yaacov nuestro patriarca, Moshé nuestro maestro, Aharón el sacerdote, el Templo Sagrado y los servidores celestiales. Pero Soberano del Mundo, ¡yo no se qué va a pasar al final de cuentas …! ¿Cuándo vamos a volver a Ierushalaim? ¿Cuándo se va a construir el Sagrado Templo? ¿Cuándo vas a hacer retornar al pueblo de Israel a su tierra sagrada?

 

Nuestro santo Rabino de Kashnover lo observó y le dijo: Jatzkel “Lijvod Shabat”, si el pueblo de Israel supiese que todo lo que les sucede es en honor al Shabat, en honor al Gran Shabat, en honor al día que va a ser enteramente Shabat, entonces el Mashiaj pronto llegaría  …

 

Un día después de que nuestro sagrado Rabino abandonó Auschwintzim, de pronto ya no vieron más a Jatzkel “Lijvod Shabat”. Lo buscaron pero no lo encontraron.

 

Yo me hice entonces alumno de Rabi Shlomo Kashnover, y después que él se fue a su lugar en el Mundo Venidero, fui Rabino en lugar suyo.

 

Todos los años busqué a Jatzkel “Shabat Kódesh”, pero nunca lo encontré.

 

Comprendí entonces, que de seguro, se había ido con el Rabi en secreto.

 

Después de algunos años, cuando fijé mi residencia en la aldea de Auschwintzim y tuve el mérito de ser un Rabino de Israel, viajé al mercado de una aldea lejos de Auschwintzim y de pronto escuché: “Lijvod Shabat”, “Lijvod Shabat” …

Entonces comprendí. A mí me tomó el Rabi y me hizo ser un poco servidor de Hashem. Pero a Jatzkel “Lijvod Shabat” – le tomó el Rabi su alma y lo transformó en una de las treinta y seis almas de los justos de cada generación, en un Tzadik oculto. Guevald.

 

¿Quién puede ser uno de los treinta y seis justos, sino Jatzkele “Lijvod Shabat” …?

 

El Santuario será reconstruido y la ciudad de Tzión se llenará, y allí cantaremos una canción nueva, y con alegría subiremos hacia ella.v


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Joke of the day

Little Josh was brought to Dr. Gill cause he hadn’t eaten anything for days. Dr. Gill offered him all the goodies he could think of. No luck. He tried a little scolding. It didn’t work. A little pleading, to no avail. Finally he sat down, faced the boy, looked him in the eye. He said, “Look young man, if you can be stubborn, so can I. You’re not going anywhere till you eat something. You can have whatever you want, but only after you have eaten will you leave.” Josh just sat and glared for some time, then said “OK. I’ll eat but I have some conditions. First, I’ll have exactly what I want and exactly how I want it and second you’ll share with me.” Dr. Gill was OK with this. He asked the child what he’d like. “Worms!” said Josh. Dr. Gill was horrified but didn’t want to back out and seem like a loser. So, he ordered a plate of worms to be brought in. “Not that many, just one,” yelled Josh as he saw the plate. So, everything other than one worm was removed. Josh then demanded that the single worm be cut into two pieces and then Dr. Gill eat half. Dr. Gill went through the worst ordeal of his life, and after finishing, barely managing to keep his cool, said, “OK, now eat!” Josh refused as he sobbed, “No way! You ate my half!”