Lo mío – Lo tuyo

Caratula:
Rav Shlomo Carlebaj
IÁJAD – KULAM KEDUSHÁ
JUNTOS – TODOS SANTIDAD
CUENTOS
Lo mío – Lo tuyo
“Tu eres Uno y Tu nombre es Uno y quién es como Tu pueblo Israel”
Y sucedió, que en la casa del santo Baal Shem Tov, a cada pobre que venía le daban dieciocho centavos.
Una vez vino un Judío que empezó a gritar y dijo: yo fui una vez rico, yo no acepto dieciocho centavos, yo quiero cinco rublos.
El ayudante del Baal Shem Tov le dijo: escucha, hay aquí muchos Judíos que alguna vez fueron ricos, pero el Baal Shem Tov no es rico. Cada uno recibe de él dieciocho centavos. Si tú no quieres, entonces no los recibirás.
Él pobre comenzó a maldecirlo y armó un gran alboroto.
El Baal Shem Tov salió de su cuarto y preguntó: ¿Qué sucede aquí?
Su ayudante le dijo: este hombre Judío rehusa recibir los dieciocho centavos, él quiere cinco rublos, porque alega que una vez fue rico.
El Baal Shem Tov lo miró y le dijo: en lugar de pedir cinco rublos, por qué no preguntas: ¿”por qué el Kadosh Baruj Hú me castigó, haciéndome perder todo el dinero que una vez tuve?”
Y el Judío contestó: pues bien, eso es entonces lo que yo pregunto …
Entonces dijo el Baal Shem Tov: Entra y siéntate.
¿Te acuerdas que en una época eras el Judío más rico de tu aldea?
En Iom Kipúr solías pasar de un Judío a otro, y les dabas a oler un poco de tabaco. Shmek tabak (una pizca de tabaco). De esta manera revivías a todos los Judíos. ¡En un día de ayuno, el “shmek tabak” te revive el alma!
La última vez, cuando todavía eras una persona con mucho dinero, pasaste de un Judío a otro y viste, al final del Beit Hakneset, a un Judío que no sólo ayunaba en Iom Kipúr, sino que ayunaba durante todo el año … porque no tenía lo que comer … Él esperó ese “shmek tabak” durante todo el día de Iom Kipúr. Y tú pensaste, que estaba por debajo de tu honor darle a una persona como él. Y lo pasaste de largo …
Ese Judío casi se muere. ¡Casi se muere! A causa de ello hubo un gran tumulto en el cielo … Y entonces decidieron sacarte todo tu dinero y dárselo a aquel Judío …
Ahora ese Judío es un millonario, y tú eres el pobre en su lugar.
Pero, todavía, el Judío no comprendía Y en ese momento le dijo: entonces, ¿cómo puedo hacer para recibir el dinero de vuelta?
Respondió el Baal Shem Tov:
saber, que si alguna vez le pides que te dé “shmek tabak” y él no te da, entonces el dinero habrá de retornar a ti.
Pensó entonces el Judío para sus adentros: yo puedo lograr hacer eso …
Y volvió a la aldea …
El rico estaba parado en la mitad del rezo de “Shmoná Esré” (oración central que se reza tres veces por día de pie). Cuando terminó “osé shalom” (la última parte de dicho rezo) inmediatamente le preguntó al pobre: ¿Qué quieres?
Y éste contestó: Shmek tabak.
Cada vez que el pobre pedía, el rico le respondía:
Escucha, si tú lo pides, seguro es porque lo necesitas … Y le daba.
Una vez llamaron al rico a la Torá, y el pobre se paró al costado del podio y no lo dejo subir. Él rico le preguntó: ¿Qué quieres?
Shmek tabak !
Si tu pides, de seguro es porque lo necesitas …
Ya hacía muchos años que le hacía la vida imposible, y él siempre le daba.
El pobre entonces pensó: Voy a tener que hacer algo especial, algo que sea verdaderamente inconcebible …
Y cuando el rico fue a casar a su hija, era tanta su alegría que tomó a su hija, saltó sobre la mesa y bailó con ella el “mitzvá-tantz”.
De pronto, el pobre colocó su mano sobre el pie del Judío rico y le dijo:
Quiero shmek tabak.
Él estaba seguro que ahora sí le iba a decir: ¡En serio, es una falta de respeto! En el medio del baile con mi hija …
Sin embargo, el rico, que tenía un alma muy preciada, le respondió: Si tú pides – de seguro es porque lo necesitas …
Y entonces el pobre … se desmayó.
Después que el pobre volvió en sí, él rico le preguntó: ¿Por qué te desmayaste?
El pobre contestó:
¿Te acuerdas de mi?! Yo era una vez rico en tu lugar. El Baal Shem Tov me dijo que tú mereciste recibir del cielo todo el dinero que me pertenecía.
Entonces el rico le dijo: Si el Baal Shem Tov dice que el dinero que era tuyo está ahora bajo mi dominio, yo estoy dispuesto a darte la mitad de lo que tengo … Pero con una condición: que nunca digas que no cuando “un bebé” venga y te pida algo …
Ustedes comprenden señores míos.
Cuando alguien nos pide algo – nosotros no le hacemos el favor a ninguna persona, solo a nosotros mismos.
Lo principal de todo en el Judaísmo es: si un Judío te pide algo, no le digas que no.